Iberdrola niega indemnización a pueblo Tupinamba
La apertura repentina de las compuertas de la presa causó inundaciones en varias comunidades en estado de Bahia
Publicado 18/04/2023 - Atualizado 18/04/2023
Desde Euskal Herria (País Vasco), lugar donde tiene su sede y casa matriz la empresa energética Iberdrola, nos hacemos eco de las denuncias en Brasil, y más en concreto ahora en Itapebi (estado de Bahía) donde el 27 de diciembre de 2022 su mala gestión de la represa del mismo nombre, al abrir de golpe sus seis compuertas provocó la inundación de los municipios de esa ciudad y de Belmonte, 100 kms más abajo (ver mapa). No es la primera vez que esto ocurre. La inundación afectó considerablemente a las comunidades Tupinamba de ambos lugares. Como se puede percibir en las fotos, las familias afectadas tuvieron que sacar sus enseres en canoa, y tuvieron sus casas y cosechas inundadas, perdiendo alimentos y formas de subsistencia.
La producción agrícola tiene lugar en los márgenes actuales del río por ser el suelo más fértil y poder abastecerse de agua. Pero obviamente estos son los primeros y principalmente dañados por las inundaciones. También afecta a su alimentación la falta de pesca ocasionada por la pérdida de caudal del río. Neoenergia (Iberdrola) asumió suministrar cestas básicas de comida pero a día de hoy, casi cuatro meses después estas no se han distribuido entre la población afectada. Pese a ello, es obvio que esta no ha sido una solución, pero que de materializarse tampoco lo será, pues la hidroeléctrica afecta totalmente su modelo de vida, formas de producción tradicionales y su subsistencia.
Por otro lado las comunidades han perdido la forma de comunicarse y transportarse que hasta ahora dependía del río, mediante canoas, porque el río ha perdido cauce y el nivel del agua es muy bajo. Las orillas además se convierten en lodazales en los que es imposible ninguna actividad.
El 11 de abril se iniciaron las negociaciones entre las comunidades Tupinamba afectadas y la empresa Neoenergia, subsidaria brasileña de Iberdrola – debemos apuntar que sobre-representadas. La organización MAB (Movimiento de Afectados por Represas), como en muchos otros crímenes perpetrados por las grandes empresas energéticas o extractivas (Brumadinho, Mariana, Congonhas , etc) apoyan y asisten a las personas afectadas de ese pueblo indígena. Desde aquí nos sumamos a su denuncia por el rechazo de esta empresa energética de asumir responsabilidades e indemnizar a las personas afectadas.
La Central Hidroeléctrica Itapebi se sitúa en el curso inferior del río Jequitinhonha, en la frontera de los estados de Bahía y Minas Gerais. Es participada en su totalidad por el Grupo Neoenergia, subsidiaria brasileña de Iberdrola. Su construcción comenzó en 1999 por Neoenergia y entró en funcionamiento en febrero de 2003. Tiene una capacidad total de generación de 1,88 millones de MWh/año de energía, con una capacidad instalada de 462 MW a partir de tres unidades generadoras de 154 MW cada una. Es por tanto una represa considerable. Su embalse tiene una superficie de 62,48 km² y su presa 620 metros de longitud y 106 metros de anchura.
Como nos informa el activista de MAB (Movimiento de Afectados por Represas) Moisés Borges, el valor de MW/h en Brasil está a unos 37 € por lo que estamos hablando de grandes beneficios pues un sistema productivo de esta índole no precisa ningún recurso para su actividad a excepción d ela corriente de agua.
En enero del mismo año (2022) también en un periodo de gran pluviosidad en Brasil, distintas represas se desbordaron e incluso amenazaron con colapsar (cosa que no es nueva en Brasil). Entonces también la represa de Itapebi afectó a más de 200 familias. Y entonces también el MAB planteó “la necesidad de planificación con la reconstrucción de todo Brasil y la asistencia técnica rural para las familias que han perdido su producción” y exigió “una inspección más rígida de las presas que están colmatadas y no pueden acumular agua durante la temporada de lluvias”. Coincidencia, pero menos de un año después ese fue de nuevo el problema que sufrieron esas familias.
Desde que se inauguró en 1999 las comunidades locales denuncian falta de indemnización. Tampoco incluyeron entre las afectadas por la construcción de la represa a muchas personas que perdieron su trabajo: lavanderas, pescadores, albañiles, extractores, mineros. La empresa, Iberdrola, también incumplió obligaciones fundamentales sin las que un proyecto de este tipo no se podría ejecutar como la falta de información y participación de las comunidades afectadas. Según la FUNAI (Fundação Nacional dos Povos Indígenas) no existe ningún documento que trate las afecciones del proyecto hidroeléctrico en las comunidades indígenas.
Además Ibedrola tampoco cumplió una de las condiciones a la que se comprometió al construir el embalse como fue la de proveer de canalización de aguas residuales en el municipio de Salto da Divisa, que actualmente permanecen al aire. Esta ciudad también se ha visto afectada con agujeros en el asfalto, casas que se derrumban, paredes agrietadas y calles irregulares. Para la construcción de la represa se inundó un barrio y varias casas, y varias familias fueron desalojadas de sus hogares, injustamente indemnizadas, humilladas y desatendidas. Ahora muchas casas se hallan en riesgo de hundimiento, pero sus ocupantes no han sido reubicadas. El suministro de agua y energía de la ciudad es además de mala calidad, irónicamente, pese a estar a orillas de un embalse que produce electricidad. La producción de la población también se ha visto afectada. La construcción de la represa sólo ha supuesto problemas, por lo que el MAB establece que actualmente toda la población de Salto da Divisa está afectada por la hidroeléctrica Itapebi.
Otro de los problemas causados por la central es que desde su construcción ha provocado la sedimentación en el río Jequitinhonha, que ahora incide (junto a la mala gestión) en que al soltar mucha agua se desborde.
Además de Itapebi, la población de Salto da Divisa también sufre las afecciones causadas por otra hidroeléctrica, Irapé, más abajo de ésta. Irapé es de 2006, pertenece a CEMIG (Companhia Energética de Minas Gerais) y tiene 360 Mw de potencia.
Los beneficios de Iberdrola para el año pasado, 2022, fueron de 4.338,6 millones de euros: una subida del 11,7 %. Estos beneficios corresponden sobre todo a sus ganancias en Brasil, México y Estados Unidos. En Brasil, además de generar electricidad mediante centrales hidroeléctricas (la que más beneficio reporta), Iberdrola, a través de Neonergia, provee electricidad a 34 millones de personas. Por lo que entendemos que es bochornoso, que se beneficie de esa forma en otro país, pero además, cuando comete atropellos por esa actividad, además se niegue a re-establecer a las personas y ecosistemas afectados. Debemos tener en cuenta que esas comunidades indígenas son altamente sostenibles, y que el valle de Jequitinhonha es una de las zonas de menos ingresos per cápita de Brasil, por lo que beneficiarse tratando así a sus habitantes es inhumano.
El pueblo habita en el extremo sur del estado de Bahía, en el noreste de Brasil, una región de intenso conflicto por las tierras indígenas. En 2004 iniciaron un proceso para recuperar sus tierras, ya que sus 47.000 hectáreas de tierra continuaban sin demarcar. Pero su lucha viene de siglos atrás pues fueron los primeros que se enfrentaron a la invasión portuguesa en 1500. Han recuperado tierras, expulsado terratenientes y frenado la deforestación, pero también han sufrido grandes represalias por ello, con masacres como la de 2008.
Esta tampoco es la única central de Iberdrola que afecta a pueblos indígenas, ya que su descomunal hidroeléctrica Belo Monte (11.233,1 MW) afecta a los pueblos Juruna, Kayapó, Xipaya, Kuruaya, Asurini, Parakanã, Arara, Munduruku. Por otro lado, su proyecto para otra macro-hidroeléctrica, Tapajós, en el afluente del Amazonas del mismo nombre, actualmente paralizada, afectaría al pueblo Munduruku. Tapajós tendría una potencia similar a Belo Monte: 10,682 MW. En ese río Iberdroña ya construyó otra macro-hidroeléctrica, Teles Pires (1.820 MW), que afectó a los pueblos Kayabi, Apiaka y Munduruku.
Además de esas Iberdrola en Brasil posee las hidroeléctrica Baguari (140 MW), Corumbá (96,45 MW), Dardanelos (261 MW) y Baixo Iguaçu (350 MW). Pese a sus graves afecciones sociales, culturales, económicas y ambientales Iberdrola se refiere a todos ellos como «renovables».