El actual modelo energético brasileño
Gilberto Cervinski , la coordinación nacional del MAB El concepto de modelo energético tiene diferentes significados para los actores situados en polos antagónicos. Para nosotr@s, el Movimiento de Afectados por […]
Publicado 14/10/2013
Gilberto Cervinski , la coordinación nacional del MAB
El concepto de modelo energético tiene diferentes significados para los actores situados en polos antagónicos. Para nosotr@s, el Movimiento de Afectados por Represas (MAB ), ” modelo ” significa la política energética necesaria para el desarrollo de las fuerzas productivas que sirven a toda la nación, con respeto para con el medio ambiente y la soberanía nacional. Sin embargo, para los sectores que controlan la energía en Brasil, “modelo energético” hace referencia a las fuentes de energía /matriz de producción, ya que estos sectores ya tienen un clar propósito de la energía: responder a la demanda del mercado, la codicia de las grandes corporaciones que controlan la industria de la electricidad , las industrias electrointensivas y en el aumento de la productividad a cualquier precio.
Es innegable que la energía es la locomotora del desarrollo de las fuerzas productivas y el resto son vagones. Su importancia estratégica se relaciona con la producción de valor en la sociedad. En la sociedad moderna, la energía es central para la reproducción del capital, pues se utiliza como una manera de acelerar la productividad de los trabajadores .
Estamo de acuerdo en que la energía es necesaria en la generación de riqueza, que la cadena productiva de energía crea puestos de trabajo y que la energía que hace posible el bienestar de las personas. También es evidente que la producción de energía requiere fuentes para su generación y hoy en día, en las condiciones actuales de producción, la hidroeléctrica ha sido la tecnología “más eficiente” en comparación con otras fuentes de producción de electricidad. Al resaltar estos argumentos, sin embargo, los que controlan la industria omiten para qué y para quién se destina.
El modelo actual energético, de patrón y herencia autoritaria, tecnocrática y neoliberal está al servicio de las corporaciones transnacionales y su modelo de desarrollo. El bien público sirve a los intereses de una minoría, sobre todo en el sector financiero y sus mecanismos. Este modelo afecta en gran medida a la población, de la ciudad y del campo, más allá de precarizar el trabajo en el sector (tercerización), utilizar a los trabajadores de la construcción en estado de semi-esclavitud, aprobar cualquier ley en las residencias y producir impactos ambientales a nivel local, regional e incluso internacionalmente .
La energía es vista como una mercancía y no como un bien público. Por lo tanto se provocan graves injusticias. Esta lógica , que persiste en la generación, transmisión y distribución de energía, no tiene que ver con la sostenibilidad social y ambiental, sólo con el “progreso” económico medido por el rendimento final y fantasiado en la renta per cápita que oculta quien se apropia de la riqueza. Pero la política energética actual, en nombre del desarrollo, avanza sobre un patrimonio que pertenece a las generaciones futuras, pues exportar nuestros recursos a los países ricos es éticamente un asalto a las nuevas generaciones.
Actualmente, quien controla la energía y el capital internacional especulativo , son las corporaciones transnacionales que controlan el sector eléctrico nacional, y se aproprian de los resultados. Corporaciones globales como Suez Tractebel, AES, Odebrecht, Queiroz Galvão, Iberdrola, Vale, Alcoa, BHP, Alstom, Siemens, etc. Este control se inició con las privatizaciones de los años 90 y continúa en la actualidad. En la actualidad, incluso el estado está en manos del capital privado: 60 % de Eletrobras, el 80 % de Cemig, el 65 % de CESP.
Las estructuras del Estado son captivas de las empresas privadas. Las agencias reguladoras, el Ministerio de Minas y Energía, la Empresa de planificación para el Estado están al servicio de los empresarios. Se crearon varias leyes y estructuras estatales que tratan de despolitizar el debate sobre temas de energía, como si fueran cuestiones “técnicas y neutrales”. ANEEL , agencia reguladora con comportamiento y finalidad cuestionables, es parte de una estrategia y una herramienta al servicio de los empresarios. Es el centro donde se legaliza el modelo.
El BNDES es la principal fuente de financiación de las centrales hidroeléctricas, transferiendo fondos públicos a las empresas transnacionales, mientras que las estatles tienen prohibido tener una participación mayoritaria en las plantas. Por lo tanto, las estructuras del Estado actúan contra los intereses sociales.
La mercantilización de la energía a través del modelo privado transforma la energía en el negocio principal de los sectores privados. Se implementó un sistema de tarifas que simula una competencia falsa. Las tarifas se internacionalizaron, los precios de la electricidad de Brasil comenzaron a vincularse al costo de la energía térmica. Nuestras tarifas se elevaron a niveles internacionales, lejos de la realidad de los costes de producción de nuestro país. Actualmente la energía en Brasil es 25 % más cara que en Francia, donde el 76 % de la matriz es nuclear, es decir, con costos de producción más altos .
La venta de la electricidad se convirtió en el principal negocio de esta industria, porque ahora la ganancia de los empresarios que controlan la energía no sólo proviene de la explotación de electricistas, sino de 60 millones de viviendas. Las familias pagan la cuenta . Mientras tanto, los grandes consumidores (gratis) obtienen energía barata, para producir productos don electricidad intensiva (electrointensivos) y exportar, sin tener que pagar ningún impuesto, porque están exentos por la Ley Kandir. Para cambiar el modelo, es necesario cambiar el sistema tarifario.
Los trabajadores del sector son altamente productivos y explotados. Para tener una idea, los empleados de AES Tietê producirán en 2012, alrededor 2,3 millones de reales de beneficio por trabajador (0,76 millones de euros).
Está en marcha una intensificación continua de la explotación de los electricistas. Las empresas privadas y estatales están tratando de reducir los ingresos de l@s trabajadores a los niveles más bajos de todo el mundo . Se está experimentando un intenso proceso de reestructuración del trabajo para aumentar la productividad a través de despidos, tercerización, precarización, y el aumento de la jornada así como la incorporación de nuevas tecnologías que aceleran la obsolescencia programada. Esto se refleja directamente en la calidad de los servicios energéticos.
La extraordinaria riqueza generada en la energía, en las diferentes áreas, no se ha revertida en el beneficio prioritário del pueblo brasileño. Lo que constatamos son las remesas de ganancias cada vez mayores de los accionistas, mientras que el servicio público y la situación de l@s trabajadores se deteriora cada vez más. Los beneficios son extraordinarios y todo sale a través de remesas de dividendos (100 %). AES Tietê tiene unos beneficios medios del 43,5 %. Cinco empresas (AES Eletropaulo y Tietê, Suez Tractebel, Cemig y CPFL ) tuvieron en los últimos siete años un beneficio total de 45,7 mil millones de reales (15,177 mil millones de euros) y 13,5 mil millones de euros fueron repartidos a los accionistas.
Los ríos son el territorio más deseado y disputado por las corporaciones que controlan la industria eléctrica. Como la tecnología de la energía hidroeléctrica es la más rentable en comparación con otras fuentes, aumenta la competencia mundial para mejorar el control local y extraer los excedentes. Nuestro territorio es el foco de disputa internacional del capital, porque concentra las principales reservas estratégicas de “alta base de productividad natural”. Brasil cuenta con los ríos más grandes y las mejores reservas de agua y ríos para la generación de electricidad, 260 000 MW , de los cuales sólo el 30 % han sido utilizados hasta ahora. América Latina tiene el potencial de 730.000 MW.
Creemos que el problema central de la energía es la política energética, el modelo energético. No quiero hablar sólo de la matriz, a pesar de su importancia. Actuar en política energética requiere incidir decididamente en la planificación, organización y control de la producción y distribución de energía, de la riqueza generada y el control de las reservas estratégicas de energía de base de alta productividad natural.
El lema del Encuentro Nacional del MAB , “Agua y energía con soberanía energética, distribución de la riqueza y control popular” es la síntesis del proyecto que defendemos para la energía.