La juventud militante de Igor Meirelles
Belo Monte ha logrado estancar el que ha sido el poderoso Xingu y ha cambiado el curso de vida de aproximadamente 50 mil personas que hoy intentan reescribir sus historias, lejos del río y de sus referencias. El coordinador del MAB, Igor Meirelles, es una de ellas. Él hizo de la lucha colectiva contra las injusticias de esa obra uno de los objetivos de su juventud.
Publicado 09/12/2021 - Atualizado 09/12/2021
Cuando Igor Meirelles, habitante de Altamira (estado de Pará), supo que sería afectado por la planta hidroeléctrica de Belo Monte, una de las más grandes del mundo, no tenía idea de cómo su vida cambiaría y cuánto necesitaría luchar para garantizar sus derechos básicos.
Durante la construcción de la mega hidroeléctrica, mucho se habló de los daños que causaría al medio ambiente, al río Xingu y a los pueblos indígenas y tradicionales que vivían en sus márgenes. Poco, sin embargo, se discutió sobre la situación de los habitantes del área urbana de Altamira, que tuvieron su cotidiano drásticamente transformado por el emprendimiento. Desde el comienzo de las obras, los pobladores pasaron a convivir con la violencia, el miedo y el deterioro de los servicios públicos debido al crecimiento exponencial de la pequeña ciudad amazónica.
“Para un joven, creo que lo grave de cuando eres desplazado, es que uno está en proceso de formación. Yo vivía en un área periférica, pero que tenía acceso muy fácil al río, al centro urbano, a los espacios de cultura, a los espacios de diversión. Entonces viene la empresa, te re-ubica para un lugar donde te quedas aislado y tienes que pasar por situaciones de violencia, de deterioro de la vida”.
Según Igor, cuando conoció el Movimiento de Afectados por Represas (MAB, por sus siglas en portugués), él pasó a entender que solo la lucha colectiva podría ayudar a su familia y a su comunidad a enfrentarse a todas las injusticias que la planta hidroeléctrica ha llevado para su ciudad. “Antes del movimiento, yo tenía un pensamiento crítico, una mirada hacia las contradicciones, principalmente por la música, porque me gustaba y todavía me gusta el rap, que habla de cómo nosotros, el pueblo negro, sufre, y enseña lo que pasa en las áreas periféricas de Brasil. Entonces el MAB vino a capacitarme mejor sobre cómo posicionarme frente a esas contradicciones”.
Este artículo es parte de una serie de perfiles de coordinadores del MAB producidos en celebración de los 30 años del movimiento.
*Traducción: Ciro Casique Silva